<<Disculpa os pido por la falta de actualización de artículos
en nuestro blog debido a una serie de acontecimientos laborales que nos han hecho demorar
hasta día de hoy. Aún así es mejor tarde que nunca>>
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El dueño del hotel posee una buena gama de vehículos
antiguos que el convirtió en reliquias bien restauradas como un Mercedes SE, Westfield
Cosworth y Citroen SM.
Comento que he podido montarme en los dos últimos pero el
que dejo huella en mi fue el Westfield y puedo demostrarlo con un espectacular vídeo (que subiré más adelante) que hice a bordo.
No cabe duda de que hablamos de un vehículo anciano pero
fuerte como un roble y que sigue dando la talla llamando la atención de todo el
mundo allá donde circule con su motor de cuatro cilindros turboalimentado que,
al succionar la gasolina, la transforma en potencia y sonido dejando grabada su
propia firma, deportividad.
Este bicho de apenas 400 kg está fuertemente propulsado por
un motor de 1993cc repartidos en cuatro
cilindros e inyección electrónica además de ser turboalimentado y refrigerado
con un intercooler, desarrollando así 220 cv a 6.000 r.p.m. , que aunque a
algunos les parezca pocos caballos, le recomendaría leer de nuevo el principio
del párrafo.
Uno de los aspectos más positivos de este Westfield redunda
en la ausencia de electrónica, Parca de muchos vehículos actuales por su
multitud de conexiones. Suerte que este le de de espalda para ofrecer potencia
solamente obtenida por medios mecánicos garantizando así un coche fiel y
duradero como los antiguos 1.9 SDI sin turboalimentar y sin electrónica siendo
inmortales.
Hay más cosas que cabe detallar de este clásico; Un chasis
ultraligero de fibra de carbono, propulsión sin controles donde encontrarás la
diversión al reducir marcha y acelerar hasta el corte mientras giras brevemente
el volante ofreciéndote un buen trompo (si sabes controlarlo), dos asientos
bien envolventes que te sujetan hasta el más descontrol y lo más importante, es
cabriolet.
Respecto a la sensación tengo que comentar que es bastante
enérgico. Puedes sentir la velocidad incluso antes de ponerse en marcha, su
perfil rebajado y estar tumbado cerca del tren trasero te hace sentir en una
lanzadera a la espera de la puesta en marcha del motor que, cuando engrana la
primera marcha, te pegas al asiento como si de una lapa se tratase y empiezas a
sentir el aire en la cara. La cosa no acaba, cuando pisas embrague, aceleras,
engrana las segunda y suelta el embrague con sutil rapidez el coche te devuelve un latigazo a la par de
un fuerte rugido grave de motor que sin control te hace provocar una gran
sonrisa, ¡Qué placer!. Un aspecto levemente negativo pero normal y no
controlable es que debes cerrar la sonrisa ya que a 120km/h puede que sea algo desagradable.
En conclusión, dejas
en el paro a los camioneros para sentirte como el rey de la carretera con aquel interminable morro y faros redondos
a la lejanía, ese perfil bajo que te hará sentir el calor del asfalto y la
potencia de una lanzadera que abre la cuadra a los 220 caballos dándole rienda
suelta para ti.
Juan Sánchez Guzmán
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